Vivimos en una sociedad sobreinfomada, supercomunicada y con un desarrollo científico-tecnológico sin parangón, en la cual irrumpe una explosión de relaciones interpersonales y de saberes cruzados desde las redes sociales fomentando la creatividad.
La universidad indiferente, cada vez fracciona más su conocimiento “universal” en múltiples carreras orientadas al desarrollo de capacidades específicas, atomizando el saber y cuyas nuevas orientaciones, por lo general, no escapan al esquema tradicional.
Es el momento oportuno para integrar el conocimiento científico y tecnológico.
El conocimiento tecnológico ya se orienta hacia las denominadas tecnologías de convergencia, NBIC (nanotecnología, biotecnología, tecnologías de la información y cognotecnología), su captación por la universidad debería materializarse en algo como una Licenciatura en Tecnologías de Convergencia o Licenciatura en NBIC.
Las ciencias naturales, las ciencias sociales, las ciencias humanas y el arte, hoy constituyen la denominada “cuarta cultura” su integración universitaria debería realizarse en algo como una Licenciatura en Cuarta Cultura.
La hora actual requiere de innovadores con capacidades múltiples e integradas tanto para su desarrollo personal como para ubicarse a la vanguardia de los vertiginosos cambios con eficiencia y eficacia.
Si visualizamos al año 2012 como una inmensa bolsa a la cual se le colocan en su interior proyectos, sueños, ilusiones, utopías, … Desde la modesta columna semanal de Biotecnología & Nanotecnología al Instante, pondremos que el 2012 sea el comienzo, el punto de inflexión, de esa renovada universidad. Una utopía, un abismo insalvable para las instituciones conservadoras y tradicionales, un desafío para las universidades líderes y el camino natural para nuevas universidades sin complicidad con el pasado.
Alberto L. D'Andrea
Alberto L. D'Andrea
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